top of page

Acerca de

Nagoshi No Harae
Solsticio de verano
Aparte 4-2

Kia,
la pequeña niña buda
y
su aleteo de colibrí azul.
Aeternitas ad infinitum
Las doce llaves de la prosperidad en medio de la adversidad. 

Atenea y Afrodita reencarnan en un alma humana.

El origen de mi clarividencia,

el regalo de mi Madonna Intelligenza,

y

el descubrimiento de mi consciencia expandida.

 

La mayor parte de los humanos

 

somos seres corrientes.

 

Son muy pocos los que poseen los poderes especiales que te han sido entregados a ti

con el objeto de que puedas realizar tu misión.

Ya sé que has llegado muy lejos

en el plano astral.

 

Pero ten en cuenta que

hay muchas personas que, como yo,

 deben templarse en la soledad y en el sacrificio para poder liberar su

espíritu del yugo de la carne.

 

Tú eres uno de los afortunados.

¡«Muy» afortunado!

Tomado de Rampa, Lobsang., [1983]. La caverna de los antepasados. Destino Ed. Barcelona. España. P. 52.

El origen de mi clarividencia como un regalo del cielo.

Desde que nací he tenido el don natural de percibir de manera extraordinaria la sensibilidad de los demás y la suprasensibilidad de lo invisible por encima de este mundo material, cientificista y tangible.

Los avistamientos de lo que habita el mundo emocional y espiritual de los seres humanos, los he podido ver y contemplar desde mis (5) cinco años de edad, época en la que me hice consciente del don que me acompaña.

Mi hipersensibilidad al mundo de las formas me ha permitido escuchar el ruido que efectúa la sangre al correr por mis venas y arterias a nivel corporal.

De esta destreza que me permite detectar cuando alguien incluso saliva o se encuentra en un estado alterado a nivel emocional, los médicos de la Universidad Javeriana se encargaron de hacerme comprender que:

“no era común que alguien pudiese escuchar el correr de la sangre en su propio cuerpo”,

ellos no me creyeron, y asumieron que mentía.

Sin embargo, y a pesar del parecer hiperracional de los médicos alopáticos, la hipersensibilidad que me acompaña me permite percibir y ver los destinos, así como los eventos adversos o prodigiosos de las personas, en muchas ocasiones, con sólo tocarles.

 

No obstante, y ahora, en medio de esta cruenta lucha espiritual que se ha concretado en el plano material, y que he estado batallando actualmente con mis opositores y enemigos.

Mi don de clarividencia fusionado con el don de la hipersensibilidad me han sido muy útiles para detectar la red y el entramado que tiene la oscuridad en Colombia a través del ex presidente que ha decidido bloquear mi vida económica e impedir mi monetización masiva.

 

Mi clarividencia

e hipersensibilidad

al servicio de la prevención de eventos trágicos de muerte.

Mis dones de clarividencia e hipersensibilidad nacieron conmigo.

Los he desarrollado desde muy temprana edad, y se han expandido en la actualidad a la prevención de eventos que pueden ser evitados a días o semanas de materializarse en el mundo práctico.

 

Mis dones me han permitido ver seres humanos y no humanos en sus formas primigenias.

He observado su existencia, sus emociones superficiales o peofundas  y también los abismos que les habitan.

He apreciado del mismo modo demonios, entidades, plantas y animales que no existen sobre este mundo.

Así como he contemplado el estado de aquellos que ya han partido de este plano material, caminando por los pasillos de mi casa o corriendo entre las calles de las ciudades.

He experimentado con pavor y terror premoniciones vívidas de eventos futuros.

Algunas han sucedido o se han concretado con años de antelación en la vida de las personas y en las realidades concretas de los países.

He desarrollado desde muy temprana edad la capacidad de comunicarme telepáticamente, y sin ninguna dificultad con animales, plantas, entidades, organismos vivos de este mundo o de dimensiones alternas a ésta.

No obstante, la telepatía y la telekinesis, que en mi caso, la uso para modificar realidades oscuras a realidades amorosas, armónicas y equilibradas.

Este don es una de mis misiones sobre este planeta y también una de las misiones de mi madre y de su presencia junto a mi vida:

evitar las tragedias, impedir que el mal concrete su oscuridad contra los seres humanos y contra la naturaleza.

De ahí la invisibilidad bajo mi apariencia sencilla  y desenfadada.

Por eso es importante, evitar maltratar a cualquier ser humano, planta o animal, por más inofensivo y pequeño que parezca.

Dios siempre usa las formas más sencillas y humildes para comunicarse con los humanos.

Esa es su forma de recordarle al ser humano su origen humilde con respecto a otras especies creadas en los superuniversos elevados.  

Estos (2) dos dones sólo los logré amplificar luego de mis (32) treinta y dos años de edad.

Dado que durante mi adolescencia y juventud vivía llena e inmersa en mis pensamientos y en los avatares de la vida.

No había destruido mi ego, mis demonios o karmas de vidas pasadas, y la absurda vanidad que me atormentaba.

Tampoco poseía el suficiente silencio interior como para escuchar los pensamientos y las necesidades interiores de las personas.

Se necesita silencio interior para ser compasivo con los demás.

Si no te escuchas a ti mismo, difícilmente puedes escuchar el dolor y sufrimiento de los otros.

He apreciado con suma tristeza cómo operan los múltiples seres que habitan el mundo oscuro y cómo éstos se complacen en alimentarse energéticamente de las vidas de los seres humanos.

 

Todo esto acontece mientras estos les atormentan continuamente a través de la creación de circunstancias, eventos de muerte y accidentes que se materializan en el plano físico.

Algunos eventos leves, y otros, catastróficos concretan el karma de los individuos, y la adversidad en sus vidas.

Desde mi precoz edad, mis padres desconocían cómo tratar a una niña tan peculiar y atípica, en su forma de comportarse frente a los demás como yo.

Ya que mi autismo y mutismo selectivo ante los demás no les dejaba presumir de la niña que habían adoptado.

Mi silencio durante largos periodos de tiempo obedecía en su momento, a la conexión profunda que he tenido con los mundos, el intermundo o lo que se conoce en términos místicos y angélicos como:

el mundus imaginalis.

Esta connivencia con el mundo espiritual permitió que fuese visitada desde muy niña por seres angelicales y luminosos de mundos superiores, así como de seres y maestros ascendidos de otras dimensiones y planetas que existen en otros sistemas solares o en otras galaxias y superuniversos.

Esta comunicación intergaláctica se ha concretado a través de visiones premonitorias y sueños lúcidos.

También de manera física y presencial he conocido algunas personas exoterritoriales que han compartido conmigo en algún momento de mi vida.

Estos seres de otros superuniversos elevados, encarnados en cuerpos humanos, se han conectado y contactado conmigo con el fin de mostrarme que muchos, al igual que yo se encuentran junto a los humanos y entre las ramas de las familias álmicas, apoyando y ayudando a los seres humanos a evolucionar.

 

Nuestra presencia como seres luminosos y amorosos en grado sumo para con el planeta Tierra y para con la humanidad es lo que hace posible que sigamos padeciendo junto a todos ustedes sus dolores y tristezas, sus sufrimientos y pesares día a día, de manera incógnita y silenciosa.

Por lo general, los grandes maestros y la mayoría de los misioneros intergalácticos que viajan entre los superuniversos escogen las apariencias físicas humanas de las personas más sencillas y humildes entre todas.

Los superuniversos elevados siempre emulan el ejemplo del maestro Jesucristo:

la humildad y sencillez de corazón.

Pero también replican la invisibilidad en la apariencia física de lo modesto, simple, austero y estoico. Ahí me encuentro yo:

como una mujer campechana más.

Una que puede libremente compartir el amor, la alegría, la compasión, y la bondad de su corazón con todos los seres humanos, sin excepción alguna de raza, clase social o estado emocional.

Esta mujer que soy ahora, luego de vencer los karmas de la ultraviolencia que habían sido sembrados en mi familía adoptiva, aprendió a amar a los seres humanos sin la obsesión del juzgamiento y del prejuicio porque comprende que en últimas, todos somos hermanos de la misma prisión y de la misma cárcel matricial de las encarnaciones:

el planeta Tierra, Acqua o Urantia.  

 

Por esta razón, al estar ensimismada y enmudecida por mi corta edad en mi infancia y por la falta de comprensión que me acompañaba acerca de estas nuevas realidades.

Decidí guardar silencio y evité compartir durante la mayor parte de mi vida lo que me pasaba.

Cada uno de estos dones me ha permitido recorrer el hilo eterno que une las almas humanas y no humanas a sus vidas ancestrales, a sus karmas, a su pasado reciente, a su presente actual y a sus multidiversos futuros.

bottom of page