Kia, la pequeña niña buda
y
su aleteo de colibrí azul.
Aeternitas ad infinitum.
Las code llaves de la prosperidad en medio de la adversidad.
NATSU
Verano
Aparte 7-1
El arte de la meditación en mi vida
A mi corta edad, de los (5) cinco hasta mis (10) diez años de edad, en el siglo (X) décimo de nuestra era, siendo un niño budha, mis maestros lamas tibetanos me enseñaron el principio acumulativo de aprender en tiempo record los secretos de la respiración y la alta meditación.
Estos aprendizajes se transmitieron junto a los conocimientos académicos de la escritura, la lectura de textos antiguos, los idiomas, el arte y la medicina tradicional tibetana, entre algunos conocimientos que me fueron revelados por los maestros budhas que pertenecen a la (5ª) quinta dimensión o superuniverso.
Algunos de estos maestros espirituales descienden a este (3er) tercer superuniverso o cordón lumínico de luz y amor, con el mismo propósito con el que descendí a este plano junto a mi madre:
proteger a los seres humanos de las entidades oscuras y de la oscuridad que les atormenta, como una maldición primigenia de la cual no se pueden liberar, sino a través del viaje infinitesimal de las transmigraciones.
El viaje hacia la liberación del alma comienza en la comprensión profunda del amor y en la capacidad de decidir, de manera libre y autónoma, el separarse de una vez por todas, de los esclavizadores álmicos, aquellos que viajan junto a las almas humanas.
Estos carceleros, originarios del superuniverso oscuro y del superuniverso de ultraviolencia, se adhieren a la piel del alma como saprófitos que se alimentan, y toman paulatinamente el control del cuerpo humano del individuo, para dominarle y destruirle de manera irremediable.
Estos esclavizadores están interesados en obstaculizar el camino hacia la luz del Dios de puro amor, quien eleva nuestro aprendizaje evolutivo hasta que se cree la consciencia de:
la bondad, la compasión, la generosidad, la verdad, la dulzura, la alegría, la fe, la belleza en sentido amplio, la sensatez, la prudencia, la humildad, la sencillez de espíritu, la persistencia, la perseverancia y la inteligencia compasiva.
Cada una de estas cualidades, que los libros sagrados mencionan como características del amor, se conectan con los (3) tres seres angelicales provenientes de los superuniversos más elevados, los cuales se encuentran por encima del (11º) décimo primer superuniverso. Estos son:
la fe, la paciencia, la esperanza; en últimas, el verdadero e infinito amor.
Al volver a mis recuerdos sobre mis aprendizajes, también aprendí sobre herbología, moxibustión, acupuntura, el poder sanador de las plantas y las raíces, diagnosis, así como sobre astrología oriental tibetana.
Todo ello con el fin de revisar los karmas, las estrellas, los infortunios, las encarnaciones pasadas que traía cada individuo y el mejor destino que estuviese proyectado por las mismas estrellas, los ancestros y el karma.
De este modo podía preveer si su enfermedad podía ser tratada por vías físicas materiales, por vías espirituales y energéticas o por ambas.
Gracias a mis maestros budhas recordé todo el conocimiento ancestral de mi superuniverso de origen.
Uno que me conecta con los animales, las plantas, los elementales, las piedras y los minerales de manera sobrenatural.
Sin embargo, la herramienta que me permitió aprender a un ritmo acelerado la información cognitiva, tanto en mi antigua vida como en esta vida presente, se encuentra encriptado en varias formas ancestrales de respiración que despiertan ciertas zonas dormidas del cerebro y el cerebelo.
Estas respiraciones tan peculiares activan y abren las puertas de los archivos akhásicos y del conocimiento aprendido en vidas pasadas.
Esas mismas técnicas de respiración abren el (3er) tercer ojo para acceder a los hilos que conectan la mente humana a la Madonna intelligenza (la inteligencia suprema del poderoso Espíritu Santo).
Al estar continuamente conectada a la energía de los seres angelicales, así como de la Madonna intelligenza, los tubos energéticos se amplian y la fuente universal del amor expande el cuerpo físico, emocional, mental, energético, etérico y sutil.
Todo ello con el fin de abrir los campos de la inteligencia humana.
De igual modo, la energía angelical y el trabajo de regeneración que realizan los maestros ascendidos para restaurar el cuerpo humano a su forma originaria y primigenia, da inicio a la restauración de los campos energéticos o chakras en el cuerpo humano.
Esta reestructuración, regeneración y sanación del cuerpo emocional, restaura y revitaliza todos los cuerpos del ser humano:
Así, el cuerpo mental deja de ver e interpretar información distorsionada.
El cuerpo emocional comienza a observar atentamente las señales de su propio cuerpo y del cuerpo de los otros.
El cuerpo etérico comienza a detectar sus propios sueños y deseos. Los más sublimes y puros.
De este modo, se deshace de los sueños, deseos y anhelos que no le son propios, que son de otros, y que no le pertenecen.
Es decir, el individuo da inicio al primer amor con su verdadera, propia y única naturaleza.
Este mismo proceso de salud energética que atraviesan los cuerpos vital, emocional, mental, etérico, cetértico y astral, se ve acompañado por la liberación energética y ancestral de los demonios (entidades de otros superuniversos de baja densidad,) que se han pegado y adherido al cuerpo humano a nivel energético desde otras vidas.
Esta adhesión de entidades, seres y demonios al cuerpo energético del alma humana es lo que en realidad se conoce como: el karma.
A través de estas respiraciones tan inusuales es que se abren las puertas hacia el conocimiento cósmico, el cual es complejo, profundo e ilimitado, y está dispuesto para todos, sin restricción alguna.
A pesar de lo que afirmo y gracias a la experiencia y a los dones que el Dios de pura luz me ha obsequiado desde su gracia, he podido observar que la lucha para la liberación del cuerpo humano de las entidades que se adhieren a este, en los planos sutiles, es fiera.
Ya que muchas de estas entidades o seres del mundo oscuro se han alimentado de vida en vida del ser humano que han tomado como habitáculo.
Estos seres toman el cuerpo que habitan como huéspedes, como un cuerpo nido o como un cuerpo del que se alimentan energéticamente durante todo el ciclo vital del individuo hasta eliminarlo y extinguirlo.
Cuando han agotado la energía del individuo, comienza la aparición de la enfermedad en el cuerpo físico, con el fin de destruir el habitáculo que transporta el alma.
Al lograr ver esta dimensión de cada ser humano sobre este plano, comprendo claramente lo que hablan los libros sagrados acerca de:
los carceleros, el encarcelamiento del alma y los condicionamientos que restringen la libertad del individuo en el mundo maya o el mundo de la ilusión.
Es en ese momento que se comprenden “los tormentos del alma” de los que hablan los libros místicos.
Dado que, al apreciar con claridad y certeza que los seres humanos se encuentran atados y encarcelados por sus propios demonios.
Cada patrón emocional negativo o comportamiento grosero e inadecuado se constituye en un corpus etnobiocultural, en un cúmulo de hábitos mentales, emocionales y culturales que accionan actos y comportamientos violentos.
Estos se prefiguran como un corpus que tiene vida por sí mismo.
Esto que describo se convierte en un organismo vivo, el cual puede ser llamado en los términos religiosos más conservadores como:
demonio, ser o entidad. Aunque no todo lo que atormenta a los hombres, mujeres, ancianos y niños son demonios.
En muchas ocasiones, lo que los atormenta son plantas de otros planos bajos, animales feroces, seres o entidades de otros superuniversos y dimensiones más bajas que pertenecen a la segunda y primera dimensión o superuniverso: el de oscuridad y de ultraviolencia.
Estos seres no existen en este mundo material, pero se dedican a alimentarse de las almas humanas en los planos invisibles, mientras les atormentan devorándoles energéticamente, de manera paulatina y calculada, una y otra vez.
La encarnación física de los demonios,
entidades
o seres
en los cuerpos humanos.
En los planos sutiles los seres humanos se convierten en alimento energético para los seres, entidades, plantas, demonios o animales de ratas vibratorias más bajas que no pertenecen a este plano dimensional.
Estos drenan y destruyen la voluntad, la vitalidad, la energía, el qi, la vida misma del individuo.
De este modo, se materializan las enfermedades físicas, las posesiones demoníacas, dejando a los seres humanos como esclavos de dichas entidades en sus propios cuerpos físicos.
Lamentablemente el tema de las posesiones y el incremento de enfermedades mentales es confundido recurrentemente con la ficción mostrada a través de los medios de comunicación.
Ya que este deviene generalmente en el padecimiento de enfermedades mentales.
Para los seres humanos es más fácil de asimilar, a nivel racional, la enfermedad mental que un “demonio o entidad”.
Por ello, la psicología y la psiquiatría clínicas permiten explicar, desde un marco hiperracional, los patrones mentales y comportamentales que registran dichas entidades.
En ocasiones, éstas son congénitas, en otros casos, estas son adquiridas a consecuencia de las experiencias o conexiones álmicas que se sostienen a lo largo de los años con otros seres humanos, o en algunos espacios contaminados energéticamente con estas entidades.
Por ello, uno de los portales energéticos que tienen los seres humanos en sus propios cuerpos es el chakra base o muladara; es decir, la zona genital.
Desde este campo de energía considerado la zona de creación base o de la baja creatividad, es desde donde se crea la realidad material, se generan los sueños creativos, y se recolectan e intercambian los karmas (entidades, seres o demonios) de otros seres humanos a través del acto sexual.
Estos karmas se transportan a través del flujo energético que se genera en el momento de la cópula sexual, y es, en ese instante, donde los karmas se desplazan y adhieren al nuevo cuerpo huésped.
Esta es la razón por la cual, muchos hombres y mujeres, luego de tener encuentros sexuales desde la pasión, y sin ningún tipo de afecto o sentimiento entre sí, quedan expuestos a la liberación de entidades oscuras que terminan arruinando sus vidas, deprimiendo sus hogares y destruyendo la vida de sus hijos a nivel generacional.
Usualmente estos espacios son considerados portales dimensionales. Estos han sido documentados por los departamentos de Estado de los países que siguen eventos extraños.
Estos portales dimensionales de oscuridad potencian las conexiones álmicas, que luego se transforman en relaciones kármicas, donde se dan las posesiones de entidades sobre los cuerpos de los seres humanos.
Las posesiones de seres, demonios o entidades se pueden dar a través de la transmisión álmica, epigenética y biológica de los padres que por lo general, no son detectadas energéticamente por el sistema médico tradicional de occidente.
El mismo sistema de salud pública a nivel internacional cataloga las posesiones demoníacas o de entidades dentro del marco diagnóstico de “enfermedad”.
La verdad es que la posesión de seres o entidades oscuras sobre los cuerpos humanos se encuentra relacionada con una de las maldiciones a las que está condenada la humanidad.
Todo ello a consecuencia de la conexión que ésta tuvo con la energía de la oscuridad, luego de haber sido creada en perfección por parte del grupo de científicos interestelares provenientes de los superuniversos elevados, junto a la fuente universal del amor o el Dios de puro amor y pura luz, o lo que ustedes, en el planeta tierra conocen como Dios.
Lamentablemente la transmisión de demonios, seres o entidades; es decir, del karma, está inextricablemente vinculada al proceso de encarnación de vida en vida, para cada individuo que nazca en este (3er) tercer superuniverso, y en el planeta tierra.
Según el libro tibetano de los muertos y el libro de los muertos egipcio:
las almas humanas acuerdan encarnar y renacer en el planeta Tierra ante los jueces del karma, de acuerdo a la lista de errores que hayan cometido en vidas anteriores.
Ahora, según la información que se me ha revelado a través de mi ángel guardián y del grupo de ángeles que trabaja junto a mi, que a su vez me protege y se encarga de transmitirme los mensajes que provienen del Dios de puro amor y pura luz.
Es importante que los lectores sepan que:
Cada uno de estos errores que cometen los humanos de vida en vida es lo que en términos espirituales se conoce. desde las religiones occidentales como “pecado”. y desde las religiones orientales como “karma”.
A nivel psicológico ese mismo error se conoce como “patrón de comportamiento nocivo o negativo”.
A nivel psiquiátrico se le conoce como “juegos mentales que generan un deterioro en la psique, a consecuencia de la repetición de comportamientos obsesivos”.
En mi investigación sobre las emociones, he descubierto que los errores se consolidan en un corpus.
A ese corpus le he nominado corpus etnobiocultural de la emoción negativa o positiva.
¿Por qué le llamo de este modo?
Porque el descubrimiento que he logrado realizar se encuentra asociado con los patrones de pensamiento y con la materialización de las enfermedades emocionales, mentales y físicas.
Las semillas de odio.
El primer hallazgo sobre cómo operan e influyen
los corpus etnobioculturales de las emociones negativas y destructivas (corpus ebend)
y
de los corpus etnobioculturales de las emociones elevadas y positivas (corpus ebep).
Uno de los hallazgos que he descubierto en mi investigación es el siguiente:
Los pensamientos negativos que las personas tienen de si mismas, o que otros les envían de manera negativa en forma de pensamiento, deseos, o rumor, se materializan en el cuerpo humano en forma de puntos negros.
Estos puntitos negros en realidad son semillas de energía oscura; es decir, semillas de odio.
Estas semillas de odio se reunifican en el cuerpo humano a nivel físico y se aglutinan en una zona de afectación recurrente en el cuerpo del individuo.
Ahora, cada vez que una persona, emite un pensamiento o deseo, sea éste consciente o inconsciente, hacia sí mismo o hacia otros, las semillas de odio aparecen.
Ya que éstas se forman y se generan en el vacío de la nada; es decir, el vacío es conocido como el lugar donde habita el aire y también el éter.
El éter, como energía creadora se encuentra dispuesta en el aire para todos los seres humanos.
La energía poderosa proveniente del vacío de la nada; es decir, del éter, crea la semilla del odio a consecuencia de los pensamientos negativos y oscuros.
Posterior a su creación, ésta semilla se dispone a materializar el deseo que se haya emitido contra el individuo.
Estas semillas se comportan como lo hace el cerebro humano: a partir de órdenes.
De este modo, las órdenes mentales o telepáticas que hayan emitido los seres humanos hacia los demás o hacia sí mismos, y que luego se materializan en estas semillas, es lo que crea las enfermedades físicas entre los mismos seres humanos.
De ahí que sea tan importante observar no sólo lo que decimos de manera explícita, sino lo que pensamos tanto consciente, como inconscientemente.
Porque eso que pensamos es lo que materializa las enfermedades físicas y mentales, tanto para nosotros, como para los demás.
Este descubrimiento maravilloso es lo que me ha permitido comprender que la clave siempre está en limpiar la mente y el corazón de deseos negativos, pensamientos, sentires y percepciones inadecuados o destructivos.
Esta misma clave me ha permitido comprender que hay que evitar juzgar, generar rumores, cotillear o criticar.
Ya que el juzgamiento es lo que genera la creación, inconsciente o consciente, de las semillas de odio, y por ende de las enfermedades energéticas, emocionales, mentales y físicas.
De ahí la importancia del silencio. Si no hay nada bueno que pensar, para luego decir, de sí mismo o de los demás, siempre será mejor respirar profundamente y guardar absoluto silencio.
La creación consciente o inconsciente de una semilla de odio se considera, en mi investigación sobre las emociones, el primer microhábito, que alimenta, nutre y le da vida a los patrones de comportamiento nocivos y destructivos.
La multiplicación de muchas semillas de odio, dan origen a la formación de un solo y único patrón de comportamiento emocional negativo y destructivo.
Cada patrón de comportamiento emocional negativo y destructivo está conformado por una serie de microhábitos emocionales que lo definen y prefiguran como tal.
Un individuo puede heredar epigenéticamente, de generación en generación e incluso activar a lo largo de su vida en una encarnación, al ponerse en contacto con otras personas y sus experiencias de vida, (1) uno o (2) dos patrones de comportamiento emocional negativos.
(2) Dos patrones de comportamiento emocional negativos y destructivos prefiguran y dan origen a lo que he denominado:
el “corpus etnobiocultural emocional negativo y destructivo (corpus ebend)”.
Lo que he descubierto en relación a la acumulación de (2) dos, (3) tres, (4) cuatro, (5) cinco o más patrones de comportamiento emocional negativos y destructivos en un solo individuo es que:
-
Cada corpus ebend se comporta como una red o ramificación interna dentro del individuo.
-
Esta ramificación interna del corpus ebend crea (2) dos mentes:
La primera mente la he nominado:
La mente negativa.
La segunda mente la he llamado: la mente destructiva. Esta es más letal que la anterior.
La mente negativa.
La mente negativa se conforma de:
todos los pensamientos negativos del contexto cultural en donde nace el individuo; es decir, de los prejuicios, el qué dirán, lo que él mismo individuo piensa de si mismo de manera negativa.
También la mente negativa se conforma de lo que el individuo ha escuchado decir o ha sentido telepáticamente de sus padres, vecinos, amigos, enemigos, familiares, parejas, hijos, nietos, etc.
Estos mensajes telepáticos, el individuo los percibe como una voz interna que le habla en su mente.
Por lo general, si el individuo ha aprendido a hacer silencio interior, puede discernir de dónde proviene la voz interna.
Ya que esta voz puede provenir del afuera (amigos, novios, parejas, familiares, padres, hijos, extraños o seres que se encuentran en el afuera).
La voz de la que hablo puede provenir de dentro de si mismo (su guía espiritual, su ángel guardián, el mismo Dios, o la entidad, el ser o demonio que lo atormenta y le hace sufrir).
Esa voz interna conformada por lo descrito anteriormente constituye la mente negativa.
De ahí que el prejuicio convencional y el mal pensar de las personas sea tan letal que pueda devenir en la enfermedad, e incluso, la muerte.
Esta mente negativa es creada a partir del rumor, la difamación, la calumnia, la injuria, la mentira, el engaño, la falsación de información, la tergiversación, la deformación de la información, y el cotilleo, etc.
La mente destructiva
Ahora, la mente destructiva se crea con:
los hilos de pensamiento que provienen de la entidad, el ser o demonio instalado en el cuerpo del individuo que ha creado su habitáculo o cuerpo nido dentro del mismo.
A esta descripción se le llama posesión demónica. La especie humana, sin excepción, nace poseída por seres, entidades o demonios.
A esta posesión ancestral destructiva de la propia especie se le conoce con el nombre de “el karma”.
Estos hilos de pensamiento se manifiestan en el individuo como voces que le sugieren, influyen en sus decisiones, le aconsejan de manera negativa y destructiva.
Esto que describo ha sido narrado por psicólogos y psiquiatras de investigación criminal que han documentado los casos de asesinos seriales y psicópatas, quienes, luego de haber cometido los actos atroces sobre las víctimas, han narrado dichos patrones inusuales de comportamiento, donde describen:
“haber sido direccionados por una o varias voces que provenían de ellos mismos, pero que claramente sabían, no eran ellos.
Los asesinos interrogados referían haber obedecido a esta voz o a varias voces extrañas”.
Incluso, cuando ya el “corpus ebend” se ha compenetrado demasiado con el cuerpo y con el alma humana afectada.
Èste corpus ebend adquiere el poder de ordenarle al individuo ¿qué hacer? y ¿qué no hacer?
En estos casos es cuando el individuo se encuentra enajenado y pierde el control de su cuerpo, de su mente, y sus decisiones.
En este instante, la entidad (puede ser en el plano físico un microorganismo), que se encuentra instalada en el plano sutil; es decir, en un plano invisible, comienza a alimentarse de la energía álmica del ser humano poseído.
Cuando se está dando la absorción energética de la energía álmica, aparecen las enfermedades a nivel emocional, mental y físico.
Cada una de ellas como una manifestación evidente de la entidad que, en el plano sutil, ha comenzado su proceso de destrucción de la energía álmica del ser humano, hasta consumirle y destruirle por completo.
3. Cuando un individuo tiene (2)dos, (3)tres, (4)cuatro, (5) cinco o más corpus ebend; estos terminan por inmovilizar e imposibilitar al individuo para poder defenderse y liberarse, tanto de sus microhábitos emocionales negativos, de sus patrones emocionales nocivos, como de sus semillas de odio.
A este evento trágico para cualquier ser humano se le conoce bajo el nombre de:
invasión o posesión de los corpus y exterminio del alma humana.
A nivel religioso se le denomina la posesión de una “legión”.
En este punto de la discusión es posible que el alma humana haya sido consumida en su totalidad, y lo que quede del ser humano sea su cuerpo físico. Sólo un cascarón.
Si el cascarón, que termina siendo el cuerpo humano, puede ser colonizado por estas entidades, estamos presenciando paulatinamente la destrucción y el exterminio de la especie.
Esto está pasando en la actualidad, sin que los seres humanos se den cuenta de ello.
Vale la pena aclarar que he detectado cerca de (72) setenta y dos microhábitos de comportamiento emocional negativo y destructivo que dan origen al corpus ebend de la psicopatía.
Estos corpus ebend están constituidos por microhábitos, microgestos, microcomportamientos, y múltiples hilos múltiples de pensamiento que se encuentran vinculados de manera directa a la toma de decisiones y a cada una de las acciones que ejecutan los individuos.
Los patrones de comportamiento que prefiguran y conforman los corpus ebend se vuelven cíclicos, tóxicos, negativos y destructivos contra el propio individuo.
Al punto de incapacitarle para poder actuar de manera autónoma, operar, vivir y avanzar hacia sus metas de orden práctico en esta vida.
Los corpus ebend no discriminan entre un hombre, mujer, niño, niña o anciano.
Lo que atrae a los corpus ebend hacia un determinado individuo son las semillas de odio aglutinadas en un cuerpo humano, en un corazón o en una mente perversa que ame la crueldad y la maldad.
En los (3) tres casos, las semillas de odio se concretan mediante las enfermedades espirituales, energéticas o físicas y mediante la creación de situaciones adversas, que los humanos conocen como:
vicisitudes u obstáculos en la vida.
Los corpus ebend se dedican a bloquear e impedir que las almas humanas evolucionen y lleguen a concretar sus deseos y sueños del corazón. Por lo general los sueños y anhelos más profundos del corazón se encuentran conectados con la misión de vida del individuo.
De ahí que sea tan importante luchar por concretar los sueños de infancia. Ya que estas son las semillas de amor que se encuentran conectadas con el yo divino y elevado de cada ser humano.
Los corpus ebend atacan de manera frontal a las almas y a los cuerpos humanos y no humanos llenos del espíritu y la energía del amor y la luz o a lo que denomino:
los corpus emocionales etnobioculturales elevados y positivos -corpus ebep-.
Los corpus ebep se encuentran integrados a los animales, las plantas, el agua, el aire, el éter, el fuego, la tierra, los elementales, los metales y espíritus feéricos.
Es decir, la naturaleza en sentido amplio es un gran corpus ebep.
En este orden de ideas, los corpus ebend luchan continuamente por destruir a los corpus ebep.
Las almas humanas que integran internamente a los corpus ebep a sus vidas son continuamente atacadas por los corpus ebend.
Esto que afirmo ¿qué significa?
significa que los corpus ebep son los protectores del alma humana y los corpus ebend son los enemigos de la misma especie, así como de la naturaleza, que es el gran corpus ebep que protege a todas las especies.
Tanto a la especie humana, como a otras especies no humanas que cohabitan junto a nosotros en el planeta Acqua.