HEMANTA
Invierno II
Aparte 2-2
Acerca de esta encarnación, y de mis orígenes en Colombia-América del Sur.
En esta encarnación nací en la ciudad de Cali en el valle del cauca colombiano.
Llegué con mis padres biológicos a la ciudad de Barrancabermeja en Santander, a la edad de dos (2) años.
Allí fui adoptada por mis segundos padres, quienes me otorgaron un nuevo apellido.
Mis padres adoptivos me criaron y educaron aún sin conocer mi naturaleza autista y mi mutismo catatónico, los cuales se prolongaron durante mi infancia y parte de mi adolescencia.
Mi madre me llamaba la “cusumbo solo”. Ya que no hablaba, sólo con las plantas y los animales de la casona donde fui criada.
Mi madre sabía que era una niña diferente desde mis (5) cinco años de edad.
Aún así ella no asoció mi rareza a una enfermedad. Sólo leyó mi condición como una etapa transitoria en mi infancia, que de seguro, iba a pasar.
Lo que sí detectó mi madre a mis (10) diez años de edad era mi agudeza mental, mi voracidad creativa, y mi proclividad por la lectura, la pintura, la botánica, la medicina, la música, la danza, mi amor por los animales, el canto y los idiomas.
Aunque en mi adolescencia perdí la motivación durante un buen tiempo por ellas, a consecuencia de los vampiros energéticos, que lamentablemente me han acosado y perseguido desde mi niñez.
Por esta razón, el primer diagnóstico clínico, psicológico y psiquiátrico con el que conté, me fue realizado a mis (18) dieciocho años de edad.
Allí fui declarada una genio savant, con un coeficiente intelectual superior que fue creciendo en el tiempo.
Mi genialidad comenzó en (120) ciento veinte, luego ascendió a (155) ciento cincuenta y cinco y se ha incrementando, en medio de las adversidades, a ciento setenta (170) a lo largo de estos últimos años.
Ese diagnóstico médico de adolescencia registró mis tristezas, así como mis depresiones profundas y mi mutismo catatónico durante mi adolescencia.
Gracias a este diagnóstico se pudo confirmar que sufrí de autismo a lo largo de mi infancia y pubertad.
Ya que éste último síntoma no fue detectado por el sistema médico ni por la academia de aquel entonces.
Aunque mis padres adoptivos sabían de mi extraña singularidad desde mis (5) cinco años, la cual se agudizó a mis (10) diez años de edad.
Ahora, siendo una mujer adulta, y gracias a la aplicación de las herramientas de sanación emocional que he desarrollado, logré sanar mis traumas emocionales, así como el autismo y la catatonia que padecí durante mi infancia y adolescencia.
Gracias a “mis enemigos” aprendí a aceptar la naturaleza particular y única que me acompaña-
De este modo, he podido transformar los dos extremos de mi absoluto silencio hacia el aislacionismo selectivo.
En mi naturaleza se encuentra el don de la clarividencia arcaniana, Esto significa poder ver múltiples futuros posibles de cualquier persona, dependiendo de la circunstancia emocional que atraviese.
Los guías espirituales me permiten ver cuando se requiere ayuda para el individuo en crisis emocional o a nivel físico.
También tengo el don de la empatía y la justa medida de mi relación emocional con el mundo social,
Poseo el don de la mediumnidad, la telepatía con plantas, animales y personas, así como la inteligencia compasiva, y la capacidad de ver el corazón y el alma de los seres humanos y no humanos.
Estos dones que describo me fueron obsequiados por mis ancestros indígenas y chamanes americanos, mesoamericanos y africanos por parte de mi línea matrilíneal biológica humana.
Durante mi infancia y adolescencia no pude sobrellevar tales dones. Estos eran desconocidos, poderosos y me generaban gran terror, miedo, y dolor indecible.
Sin embargo, luego que mi visión fue restaurada a mis (22) veintidós años llegaron algunos instructores, chamanes y la aparición de mi ángel guardián, quienes se encargaron de ayudarme a comprender quién era, cuáles eran los poderes que me acompañaban y cómo debía asumir mi naturaleza, así como mis dones y talentos ancestrales, exoterritoriales y humanos.
A pesar del amor y el agradecimiento infinitos que siento y sentiré por mis padres adoptivos toda mi vida, decidí retomar mi apellido biológico Bo.
Mi apellido Bo, entre las muchas acepciones que posee en la lengua china significa “Onda o abundante”.
También representa en la lengua japonesa “el bastón de guerra usado en el aikido para regresar al enemigo el ataque, utilizando la misma fuerza y energía con que éste lo ha lanzado”.
En el alemán mi apellido Bo significa “el hogar o la comunidad”.
Al estudiar a profundidad las raíces de mis ancestros patrilineales (bisabuelos y tatarabuelos de ascendencia catalana y alemana), me fue revelada y mostrada mi conexión filial.
Por una parte con mis bisabuelos catalanes, capitanes de barco. Ellos llegaron a Colombia por la costa atlántica, hace ya más de ciento treinta (130) años.
Entre mis descendientes biológicos ancestrales patrilineales se encuentran militares, médicos, predicadores, teólogos protestantes, historiadores, psiquiatras, cónsules, pintores, juristas, y consejeros del último emperador alemán y Rey de Prusia GUILLERMO II DE ALEMANIA (en alemán Wilheim II), en el siglo (1800) XIX, que luego se convirtieron en nobles a lo largo de su recorrido histórico desde Sajonia.
Desde esa misma línea aparecen los grandes protectores espirituales de la corona que porta el escudo familiar de mi antigua y ancestral familia de vida en vida: los Von Hase de Alemania, que traducido del alemán al español significa: del conejo.
Mi naturaleza ha estado protegida por el espíritu de la liebre o el conejo. Antiguos amuletos de la buena fortuna.
El animal sagrado que representa mi apellido es sinónimo de bondad, dulzura, nobleza, agilidad y buena suerte.
Mi apellido “Roiz” proviene de un homenaje que le hago a mi madre adoptiva Graciela, mi ángel protector desde el origen de mi alma hace eones de tiempo atrás.
Ella me ha acompañado como uno de mis ángeles guardianes protectores a lo largo de miles de millones de encarnaciones, desde hace eones de tiempo, gracias a mi paso por los superuniversos que mi alma antigua ha visitado y en los que ha vivido tiempo atrás.
De ella tomé la acepción de su apellido y de sus ancestros humildes del siglo doce (XII) “Roiz”.
Razón por la cual mis apellidos originarios por parte de mis bisabuelos y de mi madre adoptiva Bo Roiz se puede leer:
ABoRoi, que a su vez, significan en conjunto: “el ave de oro o el ave del rey”, lo cual deviene en “Kia, la diosa que domina las aguas y es a su vez, el ave de oro, el ave del rey”.
Cabe agregar que las aves de oro en la mitología de los cuentos infantiles son difíciles de capturar.
Estas son portadoras del oro y la plata. A donde estas llegan se encuentran los metales preciosos añorados por los hombres.
No obstante, si estas aves de oro notan un atisbo de ambición y amor por estos minerales. Ellas desaparecen y jamás se les vuelve a ver, llevándose consigo sus tesoros y misterios.
Si alguna vez son capturadas, estas despliegan su magia al encontrarse en jaulas de madera. Ya que la apariencia sencilla y humilde de sus espacios despistan a quienes tienen corazones gobernados por la avaricia, el amor por las riquezas y el mal del poder.
La característica de las aves de oro es que quien la lleva entre sus tesoros tendrá protegida su riqueza. Ya que ellas en si mismas son la riqueza en sí y generan la buena fortuna a su paso.
Pero ¡Ay!, de quien ose arrebatarle sus tesoros al ave de oro, lastimándola o dañando a los suyos.
Ya que la muerte y el infortunio es lo único que conseguirán por tal temeridad.
Dicho esto, cabe agregar que estas aves exóticas y mágicas sólo pueden ser vistas en su esplendor, por quienes han aprendido a cultivar un corazón plagado de genuino, sincero y puro amor.
También las pueden ver por quienes han aprendido a ver más allá de lo invisible.
Razón por la cual puedo afirmar que mi naturaleza mágica, al igual que las aves de oro, sólo muestra su esplendor cuando encuentra seres de corazones sinceros y puros, plagados de verdadero y genuino amor.
Esto permite explicar el por qué de mi apariencia sencilla, y mi forma de ser amable y despreocupada al andar sobre este mundo.
Quien no me sabe ver, sólo apreciará una mujer caminando como cualquier provinciana a su paso.
KIA,
la pequeña niña Buda.
Aeternitas ad infinitum
A la edad de veintidós (22) años mi nombre “Alexandra “ fue reemplazado por el de KIA, gracias a mi amigo payanés Andrés Chalá Serna y a los indígenas de la etnia Nasa Yuwe (paeces), ubicados en el resguardo indígena de Caloto en Tierradentro, al lado del Nevado del Ruiz, y a (1) una hora de la población de Belalcázar, en el Cauca colombiano.
De este modo nació KIA. Ésta nueva nominación, que asumí como mi nombre artístico y marca personal, significa en la lengua indígena Nasa: “Diosa de las aguas o la que domina las aguas”.
En la traducción mística Kia significa “la que comprende y sana el inconsciente profundo de los seres humanos y no humanos; es decir; “quien se eleva hacia el cielo gracias al don de comprender y sanar las emociones propias y de los otros”.
KIA representa aquella mujer u hombre completos, un ser andrógino que posee la plenitud de los sexos dentro de sí, y que a su vez, maneja los mundos inconscientes, espirituales y oníricos.
En coreano KIA significa “quien sale, crece y se eleva”.
KIA comprende, domina, restaura y sana los mundos emocionales aeternitas ad infinitum; es decir, “hasta el infinito, la eternidad y más allá” de los seres humanos, no humanos, animales, plantas, y el medio ambiente que nos rodea.
KIA maneja la acepción de “Ki”, que en la lengua china significa “surgir” o “nacer de”, en tanto la letra “a” significa Asia. Por ende, KIA significa “surgir y nacer de Asia”.
En el mundo místico, KIA se constituye en el ser que ha sido iluminado al lograr establecer comunicación directa con el arcángel de luz teñido de rojo púrpura (Espíritu santo), y es a su vez, la mujer o el hombre que busca la luz, la excelencia y la perdurabilidad.
Otro de los nombres que recibe el ángel, el cual es conocido en diferentes culturas y religiones con otras nominaciones: el Arcángel Gabriel, el Ángel Espíritu Santo, la Inteligencia Agente, la gran inteligencia (la madona Intelligenza) o el Ángel protector de la humanidad.
Es decir, KIA representa a la/el visionaria/o que emprende el viaje con el ángel hacia el triunfo de la tierra prometida, o el cielo de la abundancia, la prosperidad, la felicidad y el amor.
La meta final descrita sólo se alcanza luego de atravesar los peligros que ofrecen los animales fauvescos (emociones negativas: lascivia, lujuria, ego, soberbia, arrogancia, vanidad, ambición, avaricia, ira, envidia, odio), al usar el mundo de las ideas, los sentidos y las sensaciones para seducir al extranjero (visionario(a)).
El viajero(a) sólo alcanza la victoria tras enfrentarles palmo a palmo, con gran y genuina voluntad, esfuerzo y lucha feroz.
Esta cruenta batalla que opera en el mundo interior de la/el visionaria/o, sólo puede ser ganada tras comprender, que hemos permanecido exiliados y encarcelados en el desierto de la ilusión del mundo maya.
En ésta, nuestra realidad construida, física y material, la cual podemos percibir, ver, y contemplar con nuestros sentidos físicos sobre este plano.
Por ello, KIA representa quien aprende a escuchar la voz del Dios de pura de Luz a través del ángel guardián, protector y guía espiritual. Ese ángel que cada ser humano tiene a su lado hasta el final de sus días sobre esta tierra.
Para los indígenas maoríes de Nueva Zelanda, quienes en sus patrones pictóricos y artísticos de carácter tribal llamados Kowhaiwhai, KIA significa: “buscando la luz, la excelencia, la perdurabilidad y la armonía”.
KIA simboliza también la vitalidad, la energía, la nutrición y la acción.
De este modo, nace la curación, la esencia de la vida y su armonía, gracias a esa combinación alquímica del agua, el fuego y el aire, como elementos que representan:
la emoción (el sentimiento; el corazón y el hígado), la voluntad (la pasión (el plexo solar)), la baja creatividad (el sexo), la segunda alta creatividad (la voz), y la tercera alta creatividad (la cabeza), representada por las ideas (el cerebro (la mente)), los sueños (el hipotálamo) y la clarividencia ((el tercer ojo)frente, glándula pineal y glándula pituitaria).
La fusión de esta tríada de elementales rompe las ataduras invisibles de la oscuridad y posibilita el perpetuo cambio, movimiento, equilibrio y crecimiento hacia la luz, dentro del ritmo de la naturaleza.
KIA también expresa la trinidad reflejada en los (9) nueve sentidos y las (7) siete facetas del sexo.
En otras palabras, KIA significa la sexualidad completa, la superabundancia y la multiplicidad que abraza la eternidad.
En últimas, KIA simboliza la libertad absoluta, ya que siendo libre es lo bastante poderosa como para abandonar su ego, hacerse humilde, pequeña, y abrazarse de manera inquebrantable a su propósito divino y profundo con el espíritu y la fuente universal del amor.
Esto se ve reflejado en el aprender a dar, servir, perdonar y amar en justo equilibrio, compensación y reciprocidad consigo misma y los demás, antes de dar de manera retributiva y equitativa a los otros.