Kia, la pequeña niña buda
y
su aleteo de colibrí azul.
Aeternitas ad infinitum.
Las code llaves de la prosperidad en medio de la adversidad.
FUYU
Invierno
Aparte 6-3
El misterio del
espacio biofísico del éter
El espacio biofísico del éter, que también se encuentra acompañado por el aire que respiramos, es el vacío existente entre los objetos, las personas y los animales.
Es decir, es el espacio vacío que se encuentra en la naturaleza de todas la cosas.
Desde este aparente vacío se hallan los registros akáshicos de todos los seres que han pasado por este planeta de vida en vida.
Así como también se encuentran todos los registros ancestrales del planeta tierra.
En el éter de lo biofísico se encuentra cada emoción, pensamiento, palabra, deseo, sueño, acción, inacción, o movimiento realizado en este plano por cualquier ser humano o no humano, planta, animal o elemental que habita la tierra.
De ahí que sea imposible mentir o engañar al universo. Ya que este siempre está presente a cada micra de segundo, registrando nuestros pasos desde nuestras certezas hasta nuestras incertidumbres.
Con esto que afirmo se ratifica que podemos seguir autoengañándonos a nosotros mismos, pero no podemos engañar al universo o a la fuente universal del amor.
De ahí que la frase popular: “nada queda oculto bajo el sol” sea tan pertinente para explicar el fenómeno natural del espacio biofísico etérico.
Ya que éste es la gran bóveda que observa, vigila y archiva la información emocional, mental, material, gestual, intencional y de todo tipo, del planeta entero, a cada instante.
De esta supervisión e hipervigilancia orgánica que ejerce el planeta sobre todo ser y elemental tanto en los cielos, la tierra o las aguas, nadie, absolutamente nadie, puede escapar.
Gracias al espacio biofísico, quienes han logrado desarrollar su intuición y clarividencia, pueden descubrir los misterios emocionales, verdades, falsedades o delitos que cometen los demás.
De ahí que la alta meditación junto a ciertos ejercicios de respiración posibiliten el acceso al enigma que contiene el espacio biofísico.
La importancia de los mantras
y
las oraciones para el despertar de la consciencia.
La iniciación al mundo espiritual y el acceso al espacio biofísico es, en ocasiones, un comienzo traumático. Ya que el despertar de la consciencia dormida implica aprender a ver por primera vez, que lo que nos rodea, forma parte de una cápsula-ilusión que nos condena a seguir repitiendo el karma una y otra, y otra vez.
Sin embargo, mi interés al referirme a los mantras, las oraciones y la meditación como (3) tres aspectos relevantes para acceder a la expansión de la consciencia álmica.
Se debe a que los (2) dos primeros operan mediante palabras y frases sagradas como invocaciones para hablar con Dios, y también funcionan como generadores de campos invisibles de protección energética, que bloquean e impiden a la oscuridad su avanzada.
En tanto que, la meditación es el sendero para escuchar a Dios mediante la serie de ejercicios respiratorios y movimientos corporales, de orden físico, emocional y mental, que permiten a cada ser humano acceder a los superuniversos elevados, al mundus imaginalis, así como a la presencia del Dios de puro amor y pura luz.
Los (3) tres aspectos son necesarios e indispensables para la liberación de la mente de las ataduras y condicionamientos sociales, culturales y físicos que bloquean el escalamiento hacia el interior del alma humana.
Cada uno de estos tres vórtices fortalece el vínculo con el mundo angelical, al igual que con los flujos de energía luminosa provenientes de la fuente universal del amor, la cual provee energía vital, mágica y superpoderosa.
En esta vida, mi relación con el mundo espiritual comenzó en mi segunda infancia: de los (5) cinco a los (10) diez años de edad, gracias a las oraciones que escuchaba de mi madre.
Cada noche escuchaba cómo mi madre rogaba en secreto al cielo, llorando, siempre llorando que: "mi padre no llegase de nuevo alcoholizado y borracho a casa”.
A medida que mi madre oraba por mi padre, él dejaba de consumir alcohol o lo hacia de manera moderada, y llegaba a dormir apenas ingresaba al dormitorio.
Cuando mamá olvidaba orar debido a que los avatares de la vida y las ocupaciones cotidianas de la casa la abrumaban, mi padre levantaba a gritos, improperios y a través de abusos emocionales sistemáticos la tranquilidad emocional de mi madre y la mía.
Ya que el alcohol, como una adicción obsesiva, o como una especie de demonio, era lo que lo gobernaba y enajenaba.
Ese fue mi primer encuentro con la oración. Aprendí que éste era un ruego, una súplica o una petición efectiva que era respondida al instante, ya que nacía de lo profundo de mi corazón hacia el Dios de puro amor.
Comprendí que la fuente universal me escuchaba:
cuando el dolor por la situación padecida provenía de lo profundo e incontenible del corazón. Sólo en esos momentos pedía ayuda al cielo.
No sé si fue la mejor forma de aprender a orar. Pero mis oraciones al cielo siempre estaban acompañadas de un deseo profundo de mi propio, frágil y sincero corazón. Sólo de este modo sentía que Dios en verdad me escuchaba.
En esta existencia me acostumbré a pedir al universo en situaciones límite, y sólo cuando ya no hay forma de resolver el evento conflictivo.
Mi naturaleza resistente a las adversidades, así como la de mi madre, nos convirtió en guerreras espirituales desde temprana edad.
No obstante, las destrezas para aprender a pedirle ayuda a los seres humanos se encuentran relacionadas con el libre albedrio y el poder de la voluntad de cada una de las personas. Estas dos leyes no se pueden transgredir. Son sagradas en este plano.
Por ello, en ocasiones es difìcil lograr que los seres humanos ayuden a otros seres humanos. Ya que:
sus corazones se han congelado a consecuencia de las miserias y las injusticias humanas. Pero tambièn a consecuencia del egoismo, la envidia, la ambiciòn del mal del poder que los habita y de la energìa de la oscuridad que nunca duerme.
En ese orden de ideas, he tenido que aprender a desarrollar los dones de la paciencia, la tolerancia y la persistencia, ante las negativas recurrentes que he recibido por parte de los hombres y mujeres que han perdido su fe en los otros, a consecuencia de haber perdido la fe en si mismos.
Por esa misma razón las experiencias que me ha otorgado mi destino y cada una de las encarnaciones en las que he estado sobre este planeta y sobre otros planetas me han permitido comprender que las guerras, las pacificaciones, la miseria y la hiperabundancia nacen y comienzan en el profundo hilo que nos conecta con el asombroso, mágico y misterioso mundo espiritual.
Uno que se encuentra instalado en el plano sutil; es decir, en el plano de lo invisible.
Por ello, la modificación de la realidad práctica inicia en el mundus imaginalis y en la imaginación. (2) Dos aspectos que se alimentan de las invocaciones de los mantras y de la alta meditación.
Mi encuentro con
los mantras.
De ahí que sea pertinente ilustrar cómo era mi antigua vida siendo ese pequeño niño buda, que en el siglo (X) diez de nuestra era, fue alimentado espiritual y religiosamente a través de los rituales del lamaísmo o budismo tibetano.
Allí, en el antiguo y ancestral tibet, siendo un niño monje o niño buda, los recitales mántricos me eran enseñados diariamente.
Como si fuese una pequeña oración, repetida de manera infinitesimal, una y otra, y otra vez.
Mis maestros me enseñaron los secretos del sonido, la vibración, la música, las palabras de poder y sus vibraciones destructoras, regeneradoras y sanadoras.
Pero también me ayudaron a recordar el poder del silencio, la alta imaginación, la respiración y la mente.
Estos poderes provenientes de estas áreas cerebrales que posee el cuerpo humano y que se encuentran conectadas con el aire y el éter son mis dones heredados por parte de mis ancestros del (7º) séptimo y (8º) octavo superuniverso o dimensión.
Son estos poderes y dones heredados e insertados en mi naturaleza, los que deseo compartir con los seres humanos.
No obstante, mi misión y trabajo sólo puede ser compartido con:
quienes hayan sanado, hayan logrado reconectarse con las energías elevadas de los animales in extenso, y hayan limpiado su deseo profundo del corazón, su mente, su palabra y su sexo de energías oscuras, de patrones emocionales negativos y destructivos tales como:
la envidia, el ego, la soberbia, el miedo, la ira, la avaricia, la ambición, los malos deseos del pensamiento y el corazón contra los otros.
La venganza, el egoísmo, la gula, la obsesión, el odio, el placer hacia la maldad, el placer hacia la crueldad.
El placer hacia la utilización de la energía oscura para sus propios intereses que les lleve, de manera errónea o tergiversada, a:
dañar y asesinar a los animales y las plantas, dañar a los seres humanos, dañar con el pensamiento, dañar con el deseo del corazón, manipular, tergiversar, cotillear, mentir, engañar, traicionar, maltratar, golpear, dominar, controlar la voluntad de las personas o alterar el libre albedrio de los seres humanos y de los seres no humanos para sus propios intereses.
En este sentido, las experiencias adversas que he padecido durante mis últimos (50) cincuenta años sobre esta tierra, han sido diseñadas para:
lograr aprender a observar, filtrar, seleccionar y tamizar los corazones, las mentes y las almas de los seres humanos que, de manera genuina puedan asimilar los aprendizajes espirituales y emocionales que he llevado dentro de mi, por tanto tiempo.
Este es el gran tesoro escondido que todos han deseado y querido obtener para sus intereses oscuros y sus beneficios maléficos contra los animales, la naturaleza y contra la humanidad.
Es debido a estos tesoros ocultos y secretos que he sido humillada, abusada, maltratada, robada, atacada y hasta han intentado asesinar a mi madre, a mis animales y a mi.
Todo este comportamiento desgastante y mórbido por parte de mis enemigos, para poder acceder a estos misterios que poseo y que compartiré de manera segmentada, amorosa y sincera a lo largo de todos mis productos y servicios, así como a lo largo de mis primeros (14) catorce libros, a través de mis guiones, documentales y series para mi plataforma streaming Mosorau E.
Ahora, es importante aclarar que cada ejercicio sonoro, y escrito, a través de los mantras se halla conectado con los actos rituales.
Cada uno de ellos va adquiriendo la connotación de una serie de ejercicios yóguicos y tántricos que ayudan a focalizar la mente inquieta, y al despertar de la consciencia profunda para encontrar los (5) cinco caminos hacia la iluminación de la budeidad:
Estos (5) cinco caminos son:
-
El camino de la acumulación:
allí recogemos sabiduría y mérito. Estos (2) dos aspectos cultivan en el corazón y el alma humana los (4) cuatro fundamentos de la atención plena y el esfuerzo correcto.
Estos (4) cuatro fundamentos son llamados los (4) cuatro abandonos o las (4) cuatro nobles verdades, a saber:
1. La verdad del malestar o del dukkha8.
2. La verdad de la causa del malestar;
3. La verdad del cese o extinción de la causa del malestar;
4. La verdad es el camino que conduce a la extinción del malestar.
Estos (4) cuatro abandonos son consideradas según el monje Ajahn Sumedho, líder budista de la orden Theravada de Tailandia, las herramientas que permiten que "la infelicidad de la humanidad pueda ser vencida por medios espirituales”.
Ahora, el segundo camino hacia la iluminación se llama:
2.el camino de la preparación:este consiste en “alcanzar la unión de la tranquilidad de la mente” (samatha), “el ver las cosas tal como son” (vipasyana) y “la comprensión de la vacuidad o la nada que habita en todas las cosas” (shunyata) sobre este plano.
3.El camino de la vista: uno percibe la nada o el vacío que habita las cosas directamente, todos los pensamientos del adentro y del afuera y esta percepción posibilita la transmutación hacia la nobleza y la iluminación del individuo.
4. El camino de la meditación: uno remueve surcos, que prefiguran patrones mentales más sutiles instalados en la mente. Estos forman hábitos culturales negativos o positivos.
Dependiendo de este reconocimiento en el que los hilos de pensamiento determinan comportamientos, acciones y decisiones se perfecciona la comprensión propia y la de los demás.
5. El camino de no más aprendizaje: cuando se aprende lo que había que aprender y los aprendizajes se han asimilado, esto es lo que culmina en la budeidad o la iluminación.
Es importante resaltar que algunos de mis maestros ascendidos y quienes me ayudan en este proceso de asimilación de las lecciones álmicas en Colombia provienen del linaje de los budhas, seres del (5o) quinto superuniverso o (5a) quinta dimensión.
Para mi ha sido claro que la lucha no es contra las personas o los seres físicos en este plano material.
La guerra es contra la energía de la oscuridad, la energía de la ultraviolencia y los seres y entidades oscuras que, en muchas ocasiones toman el control de las mentes y los cuerpos físicos de los seres humanos más débiles.
Al referirme a los seres más débiles, hago alusión a las personas e individuos que son controlados por:
el ego, la soberbia, la arrogancia, la vanidad, el egoísmo, el narcisismo, la envidia, la ambición, la ira, la violencia, la codicia, la avaricia, la venganza, las adicciones (al sexo, a las drogas, al cigarrillo, al alcohol, al juego, a los excesos, etc), incapaces de perdonar y de sanar sus corazones, o que se encuentran inscritos en cualquiera de los patrones emocionales negativos que cada ser humano ha experimentado sobre este plano.
La energía de la oscuridad intenta continuamente invadir este mundo y a los seres débiles que he descrito.
Estos sucumben ante el placer de la energía de la maldad, la crueldad y la oscuridad.
Por ello, los mantras y la meditación son importantes para comprender que:
entre más dulce, amoroso, compasivo, generoso e inocente sea un ser humano, no humano, animal, mineral o vegetal; su consciencia es más elevada, y la dimensión de la cual provienen, pertenece a los superuniversos superiores elevados de la (6ª) sexta, (7ª) séptima, (8ª) octava, (9ª) novena, (10ª) décima y (11ª) décimo primera dimensión o superuniverso.
Evidentemente existen superuniversos más elevados, por encima del décimo primer superuniverso.
Pero estos seres que viven en estos superuniversos elevados son tan puros y se han elevado al nivel de cocreadores de la fuente universal del amor, que su propia naturaleza no puede descender a los planos y superuniversos más bajos.
Ya que sus formas corpóreas son inexistentes. Son seres invisibles.
Su naturaleza se comporta igual que la naturaleza de la fuente universal del amor:
cada uno de estos seres opera como una fuente poderosa de energía luminosa que apoya, sostiene y fortalece como si fuesen parte del aire, a la fuente universal del amor.
Estos seres superpoderosos son invisibles y conviven en conjunto y consonancia absoluta con el Dios de puro amor y pura luz.
Sólo quienes, al igual que yo, han decidido encarnar en el sámsara del planeta tierra dentro de las familías álmicas, pueden soportar y resistir los embates de la energía de la oscuridad, al igual que los seres angelicales, los animales, las plantas, los elementales y la naturaleza en su totalidad, que nos acompañan como guerreros espirituales de gran e invencible poder.
Cada uno de ellos nos protegen de las situaciones adversas y trágicas creadas por la maldad, aunque en ocasiones no les veamos con nuestros ojos físicos.
Al aceptar venir como misioneros interestelares a los planetas del (3er) tercer superuniverso, nuestro trabajo en el planeta tierra es pasar desapercibidos.
Mientras contenemos, bloqueamos, resistimos y atacamos la energía de la oscuridad y la ultraviolencia para que éstas cedan y vuelvan a sus límites permitidos: a su superuniverso oscuro y a su superuniverso de ultraviolencia.
Al realizar esta ardua labor, sin que nadie se de cuenta de lo que hacemos en este planeta, vamos ayudando a los seres humanos a sanar de las heridas que les propina la energía oscura.
En ese proceso de sanación interior y también física, les apoyamos en su evolución hacia la comprensión del espíritu del amor dentro de si mismos en sentido amplio.
En mi caso específico, mi misión ancestral desde que era un niño lama o niño buda en el tibet.
Mi naturaleza se encuentra conectada con la sanación a través de la energía de la luz solar y de la energía de la fuente universal del amor de las almas humanas, y de las almas no humanas.
Estas últimas, provenientes de nuestro (7º) séptimo y (8º) octavo superuniverso que pertenecen a las especies más elevadas que se encuentran bajo la forma de animales, vegetales y minerales que se hallan dispersados sobre este planeta Tierra o planeta Acqua.
En estos procesos espirituales que están atravesados por el tema emocional y mental.
Nuestro trabajo es transmutar y modificar las realidades prácticas para lograr avanzar hacia otras dimensiones elevadas, a medida que se comprende
¿con qué lidian los seres humanos a diario sobre este (3er) tercer superuniverso o cordón lumínico de amor y luz?
De ahí que mi trabajo y tarea sobre este planeta sea ayudar a la expansión de la consciencia de quienes deciden compartir conmigo, y a su vez, deciden seguir siendo luz en medio de la adversidad y de la oscuridad.
Mis guías y maestros ascendidos me muestran, mediante meditaciones profundas en esta vida actual, cómo duraba durante horas y horas en aquella vida antigua, practicando los mantras, breves cantos oratorios que elevaban mi vibración energética hasta el cielo.
Gracias a estos cantos oratorios que generan campos vibracionales poderosos.
He logrado destruir, en esta vida presente, las olas de oscuridad que se ciernen contra los seres humanos y contra mi vida y la de mi familia álmica sobre este planeta.
Aunque algunas veces, como durante estos últimos (17) diecisiete años, algunas de estas olas nos han golpeado y dejado, casi de muerte lenta.
Sin embargo, he logrado sobrevivir a estos embates gracias a mis protectores angelicales. Sin ellos no hubiese podido sobrevivir.
Esto lo he realizado gracias a la ayuda de mi madre angelical encarnada en un cuerpo humano, gracias a mis maestros ascendidos y seres angelicales provenientes de todos los superuniversos.
Así como gracias a mis ancestros chamanes, aristócratas, así como gracias a mis hermanos ancestrales nórdicos y europeos.
Gracias a mis maestros pertenecientes a la naturaleza, a mis hijos perrunos, gatunos, a mis hijos pertenecientes a la especie de las aves, a mis maestros ancestrales:
los jueces kármicos, así como gracias a la ayuda superpoderosa del Dios de puro amor y pura luz.
Pie de páginas.
(8) Esta palabra, en la lengua pali significa: sufrimiento, pena, aflicción, angustia, estrès, insatisfacción, descontento.
(9) Tomado de https://es.wikipedia.org/wiki/Budismo_tibetano. Párr. 4. Recuperado en enero de 2022.